El Valle de M'goun, conocido como el Valle de las Rosas, es una de las atracciones naturales más cautivadoras de Marruecos. Se extiende entre los centros de Kelaat M'gouna y Boumlane-Dadès, y debe su apodo a los miles de rosales que salpican las orillas del Oued Dadès. De abril a mayo de cada año, el valle se viste con un vestido rosa, suntuoso y fragante, dando lugar a un viaje sensorial único.
Esta escala es, pues, una etapa esencial en el descubrimiento de la región, junto a Skoura y las gargantas del Dades. Más allá del atractivo turístico, esta abundancia de rosales ha dado lugar a una industria desatendida, que suministra a Marruecos y al mundo entero productos derivados de la famosa rosa.
Una espléndida paleta de colores
La visita del Valle de las Rosas no deja de revelar, además, de sublimes panoramas como los de los áridos paisajes de rocas ocres y verdes campos alimentados por el curso del Oued Dadès que da vida a esta exuberante vegetación, compuesta principalmente por vastas alfombras de rosas silvestres. Estas rosas comienzan a florecer en abril, dando un tono particular al valle. Desde los acantilados, el aroma hechizante y la infinidad de puntos rosados que brotan entre los pueblos ofrecen un verdadero viaje olfativo y visual a los espectadores. En definitiva, un espectáculo del que uno no se cansa, y que termina con la cosecha, un verdadero ritual cultural, que cierra de forma apoteósica el Mussem de las rosas de Kelaat M’gouna.
Además, el Valle de las Rosas fue etiquetado como «Geoparque Global» por la UNESCO en 2014, y puede presumir de ser el único en Marruecos que posee esta distinción.
Desde el Valle de las Rosas, es posible hacer senderismo en medio de las mesetas y valles profundos, que albergan numerosos pueblos y donde se mantiene una vida rural en perfecta armonía con un entorno espartano, pero suntuoso.
Una industria floreciente
El agua de rosas destilada de las cosechas se utiliza para fabricar diversos productos cosméticos, que se venden en el país y a nivel internacional. Las destilerías se encuentran principalmente en Kelaat M’gouna, una de ellas instalada en el corazón de una antigua Kasbah.
En efecto, el agua de rosas de M’gouna se distingue por su pureza y su refrescante aroma. Se puede encontrar en su estado crudo o integrado en cremas, jabones, lociones y mascarillas. La región también exporta esencia de rosa y hormigón, utilizados por los gigantes de la industria de la perfumería en Europa y Norteamérica.
Esta industria es la principal palanca de la economía local. En efecto, cada año se explotan unas 4.000 toneladas de pétalos de rosa, creando todo un tejido económico, desde la recolección hasta la exportación, pasando por la transformación. El Mussem anual de las rosas de Kelaat M’gouna es la oportunidad perfecta para conseguir los mejores productos, mientras disfruta de las festividades. Queda que la venta continúa durante todo el año en el sitio.
La rosa de Damasco, de su nombre latino Rosa Damascena, es la especie dominante en el valle de M’goun, una especie conocida por su resistencia al frío y a la sequía. Fue introducido por los peregrinos que regresaban de La Meca en el siglo X. Dispuestos en forma de barreras verdes, los setos de rosas servían para impedir que el ganado penetrara en los jardines de cultivo. La leyenda también les atribuye virtudes mágicas como la de alejar los hechizos y espíritus malignos…