Construido sobre el río Draa, el antiguo Ksar Tamnougalt revela su arquitectura del siglo XVI. ¡Un pueblo increíble para visitar que está lleno de historias y de Historia!
Antiguo centro de gravedad de la tribu Mezguita, Ksar Tamnougalt es uno de los ksur más antiguos que aún se conservan en buen estado en el valle de Draa. Fundado hace más de tres siglos por una familia de caídes del Majzén, Ksar Tamnougalt ocupaba una posición estratégica.
El ksar de Tamnougalt tenía en aquella época, cuando las rivalidades entre las tribus amazigh se mantenían vivas, una doble función defensiva. Proteger el Valle de Draa contra los ataques de unos grupos opuestos, y de otros comerciales, al estar situado en la ruta de las caravanas que unía Marrakech con Tombuctú.
Gran fiel al sultán Sidi Mohammed Ben Youssef, el Caíd Si Ali, el último de la familia en ocupar este cargo, no llevaba en su corazón al pachá Thami El Glaoui, dada su gran complicidad con el Protectorado. En señal de represalia, este último logró que lo destronaran de su cargo en la década de 1940. Murió justo después de la independencia en 1956. Lo que pasa es que el Ksar de Tamnougalt perderá poco a poco su importancia como cruce de caminos y sufrirá también oleadas recurrentes de sequía, mientras que su comunidad judía, muy activa, acabará emigrando a Israel.
Un destino fascinante e inspirador
Ksar Tamnougalt es uno de esos tesoros que, al dominar el valle de Draa, ofrece una vista impresionante. Ha dominado el oasis durante siglos con toda su magnificencia. Si se deja subyugar por su monumental puerta y el soberbio panorama, caerá definitivamente bajo su hechizo después de haber recorrido un laberinto de pasillos y callejones semi-cubiertos.
Muchos edificios del Ksar están flanqueados por torres cónicas y sus fachadas están individualizadas por decoraciones específicas. Este monumento histórico, de agradable visita, incluye espectaculares residencias de los Caídes, un morabito (Sidi Abdellah ben Ali), una escuela coránica, dos mezquitas, un hammam, una sinagoga y el antiguo Mellah (barrio judío). Para llegar allí, hay que atravesar una de las cuatro puertas que cerraban Tamnougalt en el pasado.
Todas las casas están conectadas por pasillos cubiertos que las mantienen frescas y las protegen del calor. Estos callejones conducen a pequeñas plazas en las que solían celebrarse festejos, bodas y reuniones entre aldeanos.
La mayoría de las viviendas familiares se construye en dos niveles. Las habitaciones están situadas en torno a un patio central, cuya planta baja se abandona en caso de fuerte calor en favor de la primera planta, mejor ventilada, mientras que el techo sigue siendo una invitación permanente a la relajación contemplativa y a la admiración del valle de Draa, cuya vista es ¡impresionante!
Por último, como galería de exposiciones dentro de este conjunto arquitectónico, una de las kasbahs de Tamnougalt ha sido transformada en museo. Se exponen varios objetos cotidianos. En particular, un cubo para modelar ladrillos de barro, o viejas cerraduras de madera. Para terminar la visita, un paseo por el palmeral permite descubrir los cultivos típicos del oasis: dátiles, granadas, henna… y también algunos pozos.
Cada primera semana de octubre se celebra allí el denominado Moussem “El lama”, un evento cultural y religioso que reúne a los habitantes de los pueblos vecinos. Tamnougalt significa «lugar de encuentro» en amazigh.
Mucha gente confunde la Kasbah de Caíd con la de Tamnougalt, situada más bien a su derecha, al tomar prestado el camino que sirve a estos pequeños asentamientos.