Con su rico pasado y sus figuras emblemáticas, la región de Drâa-Tafilalet ocupa un lugar especial y privilegiado en la historia de Marruecos. El sur de Marruecos ha sido cuna de estadistas que fundaron imperios como es el caso de los almorávides, los almohades, los saadíes y los alauitas. Estos altos sitiales de la historia marroquí y mediterránea magrebí aún están por (re) descubrir con nuestros hijos y nietos, especialmente los de la dinastía Saadí y Alauí.
El valle del Drâa contribuyó a la construcción del Estado marroquí con la llegada de la dinastía saadí, cuya cuna se encuentra en Tagmaddert, en el oasis de Fezwata, a lo largo del recodo del Drâa medio, al sureste de Zagora. Este acontecimiento coincidió con la ocupación de las costas marroquíes por las potencias ibéricas portuguesas y españolas a partir del siglo XV, en el marco de su expansión colonial. Así, ante la incapacidad de la dinastía de los Wattásidas para desalojar a los portugueses, especialmente en Agadir, los jeques de las cofradías religiosas jazulitas y los jefes de los linajes de Souss recurrieron al sheriff saadí Mohamed Ben Abderrahman Al-Qaim Bi Amrillah, afincado en Tagmaddert, para que dirigiera la yihad (guerra santa) contra los ocupantes. Este acto, que marca el nacimiento de la dinastía saadí tras la lealtad prestada al jefe saadí en 1510 en Tidssi, fue favorecido por el Cheikh de la Zauía de Aqqa, en los Baníes, Mohamed Ben Mbarelk Al-Aqqaoui que declinó la oferta de ser investido príncipe de la Yihad y dirigió a los dignatarios de Souss hacia los Chorfa saadí, instalados en Tagmaddert, desde el siglo XII, fecha de su llegada desde Oriente.
La batalla del Monte Baddou el 26 de agosto de 1933
Al norte de Jbel Bougafer, el 26 de agosto de 1933 terminó otra batalla contra la ocupación francesa, la del monte Baddou, siempre en la vertiente sur del Alto Atlas central. El ejército colonial movilizó cuatro grupos móviles masivamente armados contra los combatientes de Ait Hdidou y Ait Morghad, los de Meknes, Tadla, Marrakech y los confines, apoyados por la aviación y comandados nada menos que por cuatro generales, Catroux, Giraud, Huré y Juin. Al final de esta feroz batalla, el líder de la resistencia, Zaïd Ouskounti, se rindió finalmente al grupo móvil de los confines en presencia del general Giraud. Hay que señalar que la operación de «pacificación» de Marruecos, llevada a cabo por el ejército francés contra la resistencia, no terminó en el sur de Marruecos hasta marzo de 1934 con la rendición de Ait Khabbache en la parte de abajo de Oued Drâa, al sur de Aqqa, y la de Abdallah Zakour, líder de la resistencia en el Anti-Atlas Occidental, tras la batalla de Ait Abdallah.
Prisiones para el encarcelamiento de nacionalistas
Además, en el marco de la lucha contra el Movimiento Nacional y para reprimir cualquier forma de reivindicación de la independencia y del regreso del sultán Sidi Mohamed Ben Youssef del exilio, las autoridades del Protectorado crearon varias cárceles en el sur del Atlas para encarcelar a los nacionalistas. Se trata de las prisiones de Tinejdat, Alnif, Boudnib, Rich y Aghbalou N’kerdous. Este último, situado al oeste de Errachidia, albergó en 1953 a un importante grupo de activistas independentistas, entre ellos Mokhtar Soussi, Mehdi Ben Barka, Abdelaziz Ben Driss y Mohamed Brahim El Kettani, Driss Al Mhamdi, Abdelkrim Ben Jelloun, Ahmed Ben Kassem Al Figuigui, Faddoul Sayarh, Sidi Bamouh Chikhi, Mimoun Tigzarti, Moulay Abdellah Al Midelti, Moulay Hachem Al Izaroui, Moulay Ahmed Al Mrirti …