El Ighil M'Goun forma parte del muy exclusivo club de montañas por encima de los 4000 metros en Marruecos. Su ascenso es muy practicable, a diferencia del de otros macizos, lo que lo convierte en un paraíso para los excursionistas. Culminando a 4.071 m, este macizo se encuentra en la confluencia del Alto Atlas y la Presahara, ofreciendo paisajes increíbles, así como una serie de lugares para visitar, idealmente entre los meses de abril y octubre.
También tiene una gran importancia ecológica, lo que lo sitúa en el centro del programa de ecoturismo puesto en marcha en la región, junto con el Parque Nacional de Irqui y Ksar El Khorbat, entre otros.
Un viaje sin igual, tanto que la huella de los paisajes y los encuentros quedarán grabados para siempre en la memoria de los exploradores.
Patrimonio cultural y ecológico
En las estribaciones de Ighil M’goun, el paisaje es sorprendentemente diverso, con una sucesión de zonas verdes y paredes de roca desnuda esculpidas por el río del mismo nombre. Naciendo en el corazón del macizo, el Assif M’goun riega magníficos y fértiles valles, ricos en kasbahs, graneros colectivos y yacimientos arqueológicos.
Subiendo por los senderos, los excursionistas descubrirán macizos calcáreos, donde la erosión ha esculpido hermosas gargantas con paredes de color naranja. Una vez en la cima, los aventureros pueden disfrutar de una vista panorámica de todo el Alto Atlas, el Valle de las Rosas, el Jbel Saghro, las Gargantas del Dades, mientras que al sur, pueden contemplar vastas extensiones casi desérticas.
Sitio geológico y ecológico excepcional, de varios millones de años de antigüedad, Ighil M’goun constituye, junto con el Valle de las Rosas, el Geoparque de M’Goun, también etiquetado por la UNESCO.
Una subida sensacional
Al igual que su primo Jbel Ayachi, Ighil M’Goun ofrece varios niveles de exploración, que van desde excursiones de unas pocas horas, hasta caminatas para escalar la cumbre en varios días.
Alto lugar de senderismo, este macizo permite realizar agradables subidas y es accesible a un gran público. La ascensión a su cumbre requiere al menos 4 días de marcha, para cubrir los 1180 m y un desnivel de 1470 m. El itinerario más practicado es un bucle que parte del valle de Aït Bouguemez, en el lado norte del Atlas. La contribución de los guías de montaje aquí es primordial y necesaria.
En forma de cresta rocosa, la cima del macizo está permanentemente cubierta de nieve y se extiende a lo largo de unos diez kilómetros. La cara norte de la montaña alberga barrancos excavados durante la última edad de hielo, lo que la convierte en una curiosidad natural única. El lugar resulta ser un paraíso para los buscadores de emociones, que pueden incluso practicar el esquí alpino fuera de pista.
Al viajar por el macizo de Ighil M’goun, no es raro encontrarse con dromedarios a 3.000 metros de altura. De hecho, varias tribus nómadas, entre ellas los Aït Atta, perpetúan con orgullo la trashumancia entre el desierto y el Alto Atlas.
En verano, estos nómadas se refugian con sus rebaños de cabras, ovejas y dromedarios en las tierras altas y en las colinas y valles del altiplano y del piedemonte, para aprovechar los ricos pastos y escapar del fuerte calor del desierto. Cuando llega el invierno, vuelven a bajar al valle del Drâa, donde el clima es más clemente.
El encuentro con los habitantes de la región, conocidos por su hospitalidad, es una oportunidad perfecta para descubrir una cultura auténtica y un modo de vida ancestral.
Derechos de autor 2024 Este sitio está gestionado por el Consejo Regional de Turismo Draa Tafilalet
