Jbel Saghro está situado al sur de Tnighit y es la parte oriental y más árida del Anti-Atlas. La austera belleza del macizo volcánico forma una cadena montañosa de más de 2000 m de altura, que domina el Valle de las Rosas, las Gargantas del Dades y el Valle del Draa. Destaca con sus espolones y picos, que recuerdan al Monument Valley de Arizona, todo ello guardando las proporciones, por supuesto.
Así, el Jbel Saghro compone un horizonte prometedor para los aficionados a las caminatas y a los trekkings en medio de un paisaje fantástico y con los ritmos lunares.
Un panorama austero
El macizo de Jbel Saghro presenta un paisaje ruinoso compuesto por relieves tabulares, flancos rocosos, agujas volcánicas y picos de basalto. Estas formas revelan un espectáculo sorprendente, formado por flujos de lava y despejado por la erosión. Algunas palmeras, adelfas y enebros salpican las vastas mesetas, completando la espléndida paleta de colores.
Desde la cima de las eminencias rocosas, la vista es impresionante sobre los emblemáticos valles circundantes, y se extiende hasta la barrera nevada de Ighil M’Goun.
El Jbel Saghro tiene otros activos. Podemos mencionar el valle de Tagadilt, refugio natural de muchas especies de aves, así como el yacimiento de fósiles de Anlif. El macizo también está bordeado al norte por la magnífica carretera de las mil kasbahs, un mítico patrimonio arquitectónico marroquí que se extiende desde Ouarzazate hasta Tinjdad.
Caminatas para todos
Gracias a la posición del macizo, se ofrecen a los exploradores varios circuitos de ascenso y caminatas. Los circuitos clásicos van desde Tagedilt y N’Kob por el lado sur, donde se unen con Kelaat M’Gouna por el lado norte. Los más aventureros elegirán un circuito más peligroso, partiendo de Alnif a través del monte Bougafer para llegar a Ikniouen. Este eje pasa por la cumbre más alta del macizo: Jbel Amalou n’Mansour, de 2712 m de altura.
Es necesario estar bien preparado para las caminatas y llevar todo el equipo necesario. Para ello, se aconseja encarecidamente contratar a un guía certificado en las localidades que rodean el macizo.
La mejor época para visitar el Saghro es en primavera y a finales de otoño. El macizo también puede visitarse en invierno, una estación marcada por unos contrastes de temperatura bastante pronunciados. En cambio, en verano, el calor es casi insoportable.
El Jbel Saghro, bastión de la tribu de Aït Atta, conoció, en los años treinta, y esto tras la firma del tratado del Protectorado en marzo de 1912, una de las batallas más feroces y valientes contra la ocupación colonial francesa, concretamente la del bougafer del 25 de marzo de 1933.