La Kasbah Miryam de las Hermanas fue fundada por las hermanas franciscanas en 1926 en Midelt. Además de su función religiosa, la Kasbah Miryam también llevó a cabo acciones médicas y sociales al servicio de las poblaciones locales.
Interesadas en la artesanía, especialmente en el bordado, las Hermanas han puesto en marcha un programa para apoyar a las mujeres en el aprendizaje de la tapicería y la costura, animando a las tejedoras a convertir su pasión en una profesión.
La Kasbah, que fue cerrada tras la muerte de su fundador, fue sustituida por el monasterio de Nuestra Dama del Atlas, que ha conservado su aspecto original, totalmente inspirado en la arquitectura local. Hay un museo excepcional sobre la vida de los monjes cristianos en Marruecos.
Tejer, la esperanza de un futuro mejor
Gracias a la riqueza de sus pastos, el Alto Atlas Oriental y la Alta Moulouya siempre han sido favorables a la cría de ovejas y a la producción de grandes cantidades de lana. Como resultado, la actividad ancestral de la tejeduría ha seguido prevaleciendo entre las mujeres rurales de la región. A lo largo de las generaciones, las tejedoras han desarrollado sus creaciones, que hoy se encuentran entre las más bellas artesanías de Marruecos.
Midelt es uno de los centros de este arte, especialmente gracias a la cooperativa Andaz Nouska, cuyo nombre significa literalmente «Esperanza para el mañana». Se trata de una entidad creada y gestionada por mujeres para mujeres, y cuyo objetivo final es preservar este saber hacer ancestral, creando al mismo tiempo un valor añadido para las artesanas.
Una entidad portadora de esperanza
La cooperativa artesanal Andaz Nouska se creó en Midelt en 2009. La entidad actúa como plataforma de producción y comercialización para que los tejedores de Midelt y de la región puedan seguir ejerciendo su oficio de forma rentable y sostenible. También sirve para destacar el papel vital de las mujeres rurales, que se erigen en modelo de altruismo. Todos los miembros movilizan su energía para servir a la comunidad y perseveran para transmitir el oficio de tejeduría a las generaciones futuras, según el adagio local: «Lo que sé, si lo guardo se pudre, si lo doy florece».
Una artesanía auténtica y refinada
Verdaderas virtuosas, las artesanas elaboran con paciencia y destreza alfombras, manteles individuales, adornos para la cama y el salón y accesorios ceremoniales. Estas obras de arte se tejen utilizando medios tradicionales como el bastidor, la rueca y el peine para tejer la lana. Los bordados se realizan a mano, con gran delicadeza, combinando sutilmente formas elegantes y coloridas. Todo ello se aplica a la lana recién esquilada y a los tejidos de alta calidad.
La cooperativa Andaz Nouska continúa la ambición de Kasbah Miryam de formar y educar a las mujeres de la región. Gracias al acceso a nuevas inspiraciones a través de Internet, la nueva generación de artesanas innova en el diseño, manteniendo el aspecto auténtico y refinado de los productos.
Hay una sala de exposiciones para admirar el trabajo de los artistas y adquirir piezas hermosas y de gran calidad.