En drâa tafilalet, como en todo marruecos, la artesanía es una referencia de un gran saber hacer ancestral que proclama alto y claro la riqueza del patrimonio cultural. Con miles de años de antigüedad, pero sin arrugarse, el arte de la artesanía en todas sus formas se transmite de generación en generación, y no deja de sorprender al mundo entero.
¿Qué tal descubrir este tesoro desde otro ángulo, lejos de los bazares y galerías? Durante sus caminatas y excursiones por la Región, es posible y muy recomendable visitar talleres que a veces tienen siglos de antigüedad, pero todos ellos son mágicos. Allí, la destreza de las manos transforma fórmulas seculares en obras de arte exclusivas, en un ambiente meditativo inigualable.
Experiencia Sensorial y Descubrimiento Didáctico
Muy cerca de las fuentes de inspiración, la visita de los talleres de artesanía le permitirá exaltar sus sentidos, y descubrir un mundo donde se mezcla trabajo y creatividad.
En Ouarzazate y sus alrededores, y en particular en los talleres de Taznakht y de Ait Ouazguite, las artesanas confeccionan a mano las suntuosas alfombras Kharita y Chedwi. En medio de telares, rubíes y montones de lana, descubrirá cómo cada alfombra se convierte en un espécimen único, que refleja ante todo la sensibilidad y el saber hacer del tejedor. Lo mismo ocurre en Midelt, sede de la cooperativa Andaz Nouska, famosa por producir las mejores alfombras y bordados del Alto Atlas Oriental.
Mientras esté en Tinghir, tómese el tiempo de visitar los talleres donde se fabrican los magníficos fuelles, emblemáticos de la ciudad. Allí, artesanos pluridisciplinarios tallan y ensamblan piezas de diversos materiales, para diseñar una herramienta tan indispensable como bonita.
En cuanto a la cerámica, es una de las formas de artesanía más extendidas en la región. Se puede encontrar en Tamegroute, conocido por su cerámica verde, pero también en el pueblo de alfareros de Gueddara, cerca de Skoura, y en Tadigouste, en Goulmima. Cada taller adopta un proceso diferente, lo que da a los productos un encanto único y un atractivo poco común. En Erfoud, en cambio, es la artesanía de los fósiles la que domina el lugar. Varios talleres transforman las placas de mármol que contienen varios tipos de fósiles en objetos decorativos de todos los tamaños. Sin olvidar los talleres de Azlag, donde los golpes de los martillos y las palas dan vida a las famosas dagas curvas de plata.
Los zocos semanales representan también una ocasión de oro para descubrir talleres efímeros, que acuden al encuentro de los Souwaka para responder a sus necesidades. Los más emblemáticos siguen siendo los herradores, zapateros y herreros. Sus ruidos se añaden a los diversos sonidos del Zoco, creando así una sinfonía atípica que hace el encanto de estos lugares.
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