En el Douar de Azlag, adyacente a Kelaât M'Gouna, los artesanos llevan varias generaciones transmitiendo los secretos de la fabricación de dagas cinceladas de fama internacional. Reconocible por su forma curva, la daga Azlag es un símbolo de identidad, orgullo y elegancia. Utilizado en el pasado como arma, en la actualidad es una pieza esencial de joyería para los hombres de la región, y un accesorio imprescindible para los trajes que se llevan durante los bailes de Ahwach, Ahidous y Tbourida (fantasía).
El secreto de la fabricación de estas dagas fue transmitido a los artesanos de Douar Azlag por sus vecinos judíos presentes en las kasbahs y oasis vecinos.
Fabricada desde hace siglos, la daga consta de una hoja de acero rematada por una empuñadura de madera de álamo o albaricoque, de cedro o incluso de hueso de dromedario, así como de una vaina ricamente decorada con motivos cincelados a mano en plata. Por no hablar de la correa para el hombro tejida con lino de colores y adornada con piedras decorativas, como el Loubane.
Una verdadera joya de la artesanía local, la daga Azlag es el regalo perfecto para expresar gratitud y aprecio.
Un saber hacer exclusivo
Para preservar este emblema de la región, los artesanos de Azlag se organizaron en 1983 en una cooperativa, conocida como Cooperativa de Dagas de Azlag, cuyos locales se encuentran en Kelaât M’gouna. Los visitantes pueden admirar ocasionalmente a los artesanos trabajando alrededor del patio interior, y descubrir así magníficas piezas de notable calidad y de todos los tamaños, vendidas in situ.
Verdaderos entusiastas de su oficio, los miembros de la cooperativa cuentan con orgullo su herencia y se sienten obligados a transmitir este arte a las generaciones futuras.
Las dagas Azlag se comercializan ahora en diferentes ciudades del reino, gracias a los esfuerzos de la cooperativa que promueve esta artesanía desde hace treinta años.
La forma curvada de la vaina, y por tanto de la daga, no sólo es estética, sino también muy práctica. La daga, que tradicionalmente se llevaba en bandolera, tiene una forma que permitía sacarla rápidamente en caso de emergencia. Bastaba con agarrar el mango de la daga calzando la vaina curva a la altura de la entrepierna, dejando así la segunda mano disponible en ese momento para extraer la daga.